El descubrimiento se produjo a 30 kilómetros al sur de Miramar y las piezas del roedor fueron trasladadas al Museo de Ciencias Naturales de dicha ciudad balnearia.
Un valioso hallazgo paleontológico se produjo 30 kilómetros al sur de Miramar donde investigadores descubrieron restos de una rata espinosa fósil de más de 400 mil años de antigüedad.
La novedad fue definida como “muy importante” por la comunidad científica y las piezas del roedor fueron trasladadas al Museo de Ciencias Naturales de la ciudad balnearia.
Se trata de la especie fósil Proclinodontomys dondasi, de alrededor de 20 centímetros de largo y que habría usado sus espinas para defenderse de depredadores.
La investigadora del Museo de La Plata y del Conicet, Adriana Candela, comentó que: “una de las características más distintivas es que tenía los dientes incisivos muy proyectados hacia adelante, mucho más que las ratas espinosas que viven en el presente”.
El nombre Proclinodontomys hace referencia a esta característica en sus dientes. “Además, el cráneo tiene fosas profundas y crestas muy marcadas, lo que indica que tenía una musculatura masticatoria poderosa”, agregó en contacto con la Agencia CTyS-UNLaM.
Los ejemplares, que sirvieron para describir esta nueva especie de roedor, fueron descubiertos en las inmediaciones del arroyo Chocorí ubicado en el partido de General Alvarado. Dicha área se encuentra incluida en un sector de la costa bonaerense comprendido entre Centinela del Mar y Mar del Sur.
El director de la División Paleontología del Museo de Historia Natural de La Pampa e investigador de la Fundación Azara, Marcos Cenizo, explicó que “el área donde se produjo el hallazgo es muy importante desde el punto de vista patrimonial y existe un proyecto para que se establezca como Reserva natural; hay más de 150 trabajos de paleontología y arqueología a partir de los restos encontrados en ese lugar”.
Asimismo, en dichos acantilados se supo que hay sedimentos de diversos momentos prehistóricos que van desde los 2 millones a los 10 mil años de antigüedad.
Respecto a las espinas del roedor, “podrían haber sido un método defensivo, antidepredador, pero también podrían haber sido simples adaptaciones de tipo térmico o que fuesen adaptaciones que les quedaron del pasado y no tuvieran una mayor función”.
Puede que Proclinodontomys dondasi se extinguiera entre unos 500 y 400 mil años atrás. El estudio además permitió establecer que otra especie emparentada (Proclinodontomys mordax) sobrevivió hasta al menos unos 10 mil años atrás en el sur de Brasil.
De la investigación también participaron: Daniel Tassara del Museo Municipal de Ciencias Naturales Pachamama; Céline Robinet, Luciano Rasia y Nahuel Muñoz de la División Paleontología Vertebrados del Museo de La Plata; y Carola Cañón Valenzuela del IDEAus-CONICET.